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Adela Fernández, la mujer, la escritora,
la guisandera….
(nota: narración etnográfica no participativa)
Adela Fernández es una
escritora mexicana que nació el 6 de diciembre de 1942, su labor como escritora
ha sido variada y en ocasiones inclasificable, es la siguiente:
Biografía: Henry
Deauloney, un pintor impresionista, Studio Beatrice Trueblood, 1983. ||Emilio
Fernández, vida y mito, Panorama, 1986.
Cuento: El
perro, e.a., 1975. || Duermevelas, Katún (Prosa Contemporánea),
1986. || Vago espinazo de la noche, La Correa Feminista, Las Hijas
de Carmenta, 1996. || Duermevelas y Vago espinazo de noche,
Nueva York, Campana, 2009.
Varia
invención: Sabrosuras de la muerte. Comida para las ánimas,
Casa Fuerte Indio Fernández, 1999; Laberinto Ediciones, 2006.
Su
último libro: Híbrido(Laberinto,
2011) la más reciente publicación de Adela Fernández, contiene narraciones que
parecieran ser una novedad en las letras mexicanas, sin embargo se trata de una
recopilación de textos antes ya publicados, en donde muestra un caleidoscopio
de sensaciones, de ahí la hibridez que alienta el título.
Regularmente
se le conoce como Adela Fernández “hija del Indio Fernández” pues es hija de
este actor y director del cine de oro mexicano. Esta situación ha propiciado
que la sombra tan fuerte de su padre la cobije hasta casi taparla y no
permitirle salir a la luz.
Adela
como ostenta el título de esta sección, además de escritora, es guisandera, una
parte de sus publicaciones corresponden
a la cocina Mexicana, es una de sus pasiones, en ellas rescata no sólo
las recetas que nos distinguen sino los acompaña de relatos de la cocina en la
época de la Revolución Mexicana así como de un recuento de los utensilio de
cocina y los ingredientes tradicionales.
Actualmente
ella es la encargada del Museo casa del Indio Fernández, ubicada en la zona de
Coyoacán en el Distrito Federal, además su labor como escritora sigue latente,
pues se encuentra preparando una novela que había dejado postergada, lo cual
será una novedad en sus publicaciones pues se sumará a su lista como un género
más.
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Entre las cenizas de un cigarro
(nota:
la líneas siguientes corresponden a las entrevistas que se le han hecho a
Adela Fernández en diversos medios de
comunicación así como líneas que ella misma ha escrito en sus textos, utilizaré
la voz del entrevistador como mía (más algunos agregados para formar una
narración) como parte de un ejercicio de redacción siguiendo el método de
entrevista emancipatoria a partir de la propuesta de Dan Goodley)
Los
cigarros empiezan a circular y con el humo la lengua se afloja para hablar, la
casa del Indio Fernández resguarda nuestra conversación, ella se ve segura de
sí misma, la intercepto pidiéndole que nos cuente cuál fue el origen de su
oficio como escritora, ella con una sonrisa responde:
“recuerdo
que a mi padre le llegaban cartas de amor, que él nunca respondía, así empezó
mi oficio, me di a la tarea de contestar esas cartas, otro factor importante
fueron las experiencias de mi niñez, pues en la casona de mi padre había muchas
personas trabajando, muchos de ellos indígenas, había noches en que se iba la
luz, entonces nos reuníamos en un cuarto con velas y ahí ellos relataban miles
de historias que son parte de mí”
Entonces
la nostalgia se hace presente, pues los recuerdos afloran, y entre miradas
continuamos con la charla ¿Quiénes fueron los escritores que te inspiraron para
escribir? ¿a quienes admiras?
“Los
más destacados, quienes dejaron profunda huella en mí, fueron José Revueltas y
Juan Rulfo. La memoria y la narración, oral y escrita, parecía ser la manera de
luchar contra el aburrimiento y entrar en la actividad de fascinar (…) Al separarme de aquel ambiente nacionalista,
apasionante entregado al mexicanismo, en 1958 me acerqué al grupo de pintores
surrealistas: Leonora Carrington, Remedios Varo, los Duchamp, los Horna, la
Tichernon, y Marysole Worner Baz (…)”
Ante
este panorama es que echamos una mirada a sus textos y entendemos el por qué
vemos historias de ensoñación, bajas pasiones, fantasmas, reflejos, la muerte
de Dios, autoreflexión, ente muchas otras cosas, una cuestión que siempre me ha
intrigado de ella es su aparente olvido en las letras mexicanas, pareciera que
le falta fuerza y presencia, ¿qué piensa la escritora acerca de esto?
“he
dejado un poco abandonado mi oficio de escritora, oficio que actualmente estoy
retomando, además gracias al mail me llegan noticias de que gente me está
leyendo, gente a la que mi obra les toca el corazón y les gusta. Cuando trato
de escribir cosas felices, me dicen que no soy yo”.
Esto
es porque la penumbra, la tristeza y la locura son características de su obra,
el reloj de arena sigue corriendo pero la charla ya sólo es entre unos cuantos
y no se oye nada a través de los muros.
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La aplastante figura del padre y la
escapatoria de la hija escritora (etnográfica participativa)
El velo de muchas
literaturas se está develando, Adela Fernández, devela por sí misma esta
sombra, ¿qué significa para ella ser una escritora hija de un personaje tan
famoso en México? ¿Repercute o repercutió sobre su carrera?, los hechos hablan
por sí solos, Adela ha admirado la carrera de su padre, su talento, su
galanura, le ha dedicado una biografía, se ha hecho cargo de la casa museo
dedicado al Indio Fernández y ha dejado un poco de lado su carrera, durante
cuántos años, a veces el precio que se paga es alto, sin embargo también es
cierto que la literatura que está destinada a sobrevivir, pervive a pesar de
tantas trabas.
Emilio Fernández tiene
una gran carrera cinematográfica, el cine y la televisión ha hecho que se
popularice, la gente lo reconoce en las calles, ve sus películas, conoce su
voz, sus facciones, además él fue quien posó para la figura que recompensa la
labor cinematográfica “los oscares”, ante este panorama, pareciera que ella
brilla por sí sola con su escritura, sin embargo trae cargando a cuestas a su
padre ella insiste en decir, que “la figura de Emilio ‘El Indio’ Fernández
siempre se la ‘come’ (…) Nunca me he sentido presionada y sometida a “la sombra
del padre”, yo vivo bajo su luz, sus enseñanzas, sus más altos ideales. Él me
ilumina y me fortalece.” Una escritora
que brilla con una tenue luz, que sólo el tiempo decidirá si sobrevive.
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Las pasiones escondidas
(ficción no
participativa. Nota: como parte de un ejercicio las siguientes líneas son una mezcla
entre realidad y ficción)
¿Dónde están las
pasiones de esta escritora, dónde las resguardan sus escritos? los más
evidentes son dice ella “Amo a
Coahuila, amo sus desiertos, sus sabinos, sus ríos y sus ciénegas, y sobre todo
la calidez y la franqueza de su gente. Saludos a mis amigos que me han brindado
sus corazones y sobre todo un saludo reverencial a los kikapús, mi gente con la
que comparto sangre y espíritu.” Pero dónde están las pasiones humanas,
ese amor desbordante, esas relaciones que emergen en un instante, dijo Adela
Fernández que sentía predilección por los surrealistas, después emigró a Nueva
York y comulgó con los beats, su época fue sin duda una experiencia que muchos
desearían, el sexo era un tabú dejado de lado, la experimentación sexual un
acto cotidiano, fue en ese entonces que ella quedó embarazada de Emilio
Quetzalcóatl Fernández –seguramente otro de sus grandes amores-. En una
entrevista Adela recuerda con cariño a Chavela Vargas, como una amiga suya, sin
decir nada más. Seguramente coincidían en muchos pensamientos en cuanto a
liberación sexual.
En el texto el perro se deja ver el amor platónico
en su máxima expresión, ¿será este tipo de amor el que Adela a experimentado
con más fuerza?, nunca ha hablado del tema, sin embargo la poesía en el perro nos hacen ver una pasión real: “Pienso… pienso
en ella. Es bastante insubstancial amar
así: no hay historia, ni anécdota, ni un gajo de hecho real; sólo sentimientos
que escurren de mis ojos, espesa lágrima de perro rodando hacia el desagüe.”
Habrá que redescubrir y develar sus pasiones, su vida, sus escritos, aprovechar
su disposición para hablar, para demostrar de qué más está hecha.