lunes, 15 de abril de 2013

Adela Fernández desde cuatro perspectivas


·         Adela Fernández, la mujer, la escritora, la guisandera…. 

(nota: narración etnográfica no participativa)

Adela Fernández es una escritora mexicana que nació el 6 de diciembre de 1942, su labor como escritora ha sido variada y en ocasiones inclasificable, es la siguiente:
BiografíaHenry Deauloney, un pintor impresionista, Studio Beatrice Trueblood, 1983. ||Emilio Fernández, vida y mito, Panorama, 1986.
CuentoEl perro, e.a., 1975. || Duermevelas, Katún (Prosa Contemporánea), 1986. || Vago espinazo de la noche, La Correa Feminista, Las Hijas de Carmenta, 1996. || Duermevelas y Vago espinazo de noche, Nueva York, Campana, 2009.  
Varia invenciónSabrosuras de la muerte. Comida para las ánimas, Casa Fuerte Indio Fernández, 1999; Laberinto Ediciones, 2006.
Su último libro: Híbrido(Laberinto, 2011) la más reciente publicación de Adela Fernández, contiene narraciones que parecieran ser una novedad en las letras mexicanas, sin embargo se trata de una recopilación de textos antes ya publicados, en donde muestra un caleidoscopio de sensaciones, de ahí la hibridez que alienta el título.
Regularmente se le conoce como Adela Fernández “hija del Indio Fernández” pues es hija de este actor y director del cine de oro mexicano. Esta situación ha propiciado que la sombra tan fuerte de su padre la cobije hasta casi taparla y no permitirle salir a la luz.
Adela como ostenta el título de esta sección, además de escritora, es guisandera, una parte de sus publicaciones corresponden  a la cocina Mexicana, es una de sus pasiones, en ellas rescata no sólo las recetas que nos distinguen sino los acompaña de relatos de la cocina en la época de la Revolución Mexicana así como de un recuento de los utensilio de cocina y los ingredientes tradicionales.
Actualmente ella es la encargada del Museo casa del Indio Fernández, ubicada en la zona de Coyoacán en el Distrito Federal, además su labor como escritora sigue latente, pues se encuentra preparando una novela que había dejado postergada, lo cual será una novedad en sus publicaciones pues se sumará a su lista como un género más.

·         Entre las cenizas de un cigarro

(nota: la líneas siguientes corresponden a las entrevistas que se le han hecho a Adela  Fernández en diversos medios de comunicación así como líneas que ella misma ha escrito en sus textos, utilizaré la voz del entrevistador como mía (más algunos agregados para formar una narración) como parte de un ejercicio de redacción siguiendo el método de entrevista emancipatoria a partir de la propuesta de Dan Goodley)

Los cigarros empiezan a circular y con el humo la lengua se afloja para hablar, la casa del Indio Fernández resguarda nuestra conversación, ella se ve segura de sí misma, la intercepto pidiéndole que nos cuente cuál fue el origen de su oficio como escritora, ella con una sonrisa responde:
“recuerdo que a mi padre le llegaban cartas de amor, que él nunca respondía, así empezó mi oficio, me di a la tarea de contestar esas cartas, otro factor importante fueron las experiencias de mi niñez, pues en la casona de mi padre había muchas personas trabajando, muchos de ellos indígenas, había noches en que se iba la luz, entonces nos reuníamos en un cuarto con velas y ahí ellos relataban miles de historias que son parte de mí”
Entonces la nostalgia se hace presente, pues los recuerdos afloran, y entre miradas continuamos con la charla ¿Quiénes fueron los escritores que te inspiraron para escribir? ¿a quienes admiras?
“Los más destacados, quienes dejaron profunda huella en mí, fueron José Revueltas y Juan Rulfo. La memoria y la narración, oral y escrita, parecía ser la manera de luchar contra el aburrimiento y entrar en la actividad de fascinar (…)  Al separarme de aquel ambiente nacionalista, apasionante entregado al mexicanismo, en 1958 me acerqué al grupo de pintores surrealistas: Leonora Carrington, Remedios Varo, los Duchamp, los Horna, la Tichernon, y Marysole Worner Baz (…)”
Ante este panorama es que echamos una mirada a sus textos y entendemos el por qué vemos historias de ensoñación, bajas pasiones, fantasmas, reflejos, la muerte de Dios, autoreflexión, ente muchas otras cosas, una cuestión que siempre me ha intrigado de ella es su aparente olvido en las letras mexicanas, pareciera que le falta fuerza y presencia, ¿qué piensa la escritora acerca de esto?
“he dejado un poco abandonado mi oficio de escritora, oficio que actualmente estoy retomando, además gracias al mail me llegan noticias de que gente me está leyendo, gente a la que mi obra les toca el corazón y les gusta. Cuando trato de escribir cosas felices, me dicen que no soy yo”.
Esto es porque la penumbra, la tristeza y la locura son características de su obra, el reloj de arena sigue corriendo pero la charla ya sólo es entre unos cuantos y no se oye nada a través de los muros.

·         La aplastante figura del padre y la escapatoria de la hija escritora (etnográfica participativa)

El velo de muchas literaturas se está develando, Adela Fernández, devela por sí misma esta sombra, ¿qué significa para ella ser una escritora hija de un personaje tan famoso en México? ¿Repercute o repercutió sobre su carrera?, los hechos hablan por sí solos, Adela ha admirado la carrera de su padre, su talento, su galanura, le ha dedicado una biografía, se ha hecho cargo de la casa museo dedicado al Indio Fernández y ha dejado un poco de lado su carrera, durante cuántos años, a veces el precio que se paga es alto, sin embargo también es cierto que la literatura que está destinada a sobrevivir, pervive a pesar de tantas trabas.
Emilio Fernández tiene una gran carrera cinematográfica, el cine y la televisión ha hecho que se popularice, la gente lo reconoce en las calles, ve sus películas, conoce su voz, sus facciones, además él fue quien posó para la figura que recompensa la labor cinematográfica “los oscares”, ante este panorama, pareciera que ella brilla por sí sola con su escritura, sin embargo trae cargando a cuestas a su padre ella insiste en decir, que “la figura de Emilio ‘El Indio’ Fernández siempre se la ‘come’ (…) Nunca me he sentido presionada y sometida a “la sombra del padre”, yo vivo bajo su luz, sus enseñanzas, sus más altos ideales. Él me ilumina y me fortalece.” Una escritora  que brilla con una tenue luz, que sólo el tiempo decidirá si sobrevive.

·         Las pasiones escondidas

(ficción no participativa. Nota: como parte de un ejercicio las siguientes líneas son una mezcla entre realidad y ficción)

¿Dónde están las pasiones de esta escritora, dónde las resguardan sus escritos? los más evidentes son dice ella “Amo a Coahuila, amo sus desiertos, sus sabinos, sus ríos y sus ciénegas, y sobre todo la calidez y la franqueza de su gente. Saludos a mis amigos que me han brindado sus corazones y sobre todo un saludo reverencial a los kikapús, mi gente con la que comparto sangre y espíritu.” Pero dónde están las pasiones humanas, ese amor desbordante, esas relaciones que emergen en un instante, dijo Adela Fernández que sentía predilección por los surrealistas, después emigró a Nueva York y comulgó con los beats, su época fue sin duda una experiencia que muchos desearían, el sexo era un tabú dejado de lado, la experimentación sexual un acto cotidiano, fue en ese entonces que ella quedó embarazada de Emilio Quetzalcóatl Fernández –seguramente otro de sus grandes amores-. En una entrevista Adela recuerda con cariño a Chavela Vargas, como una amiga suya, sin decir nada más. Seguramente coincidían en muchos pensamientos en cuanto a liberación sexual.
En el texto el perro se deja ver el amor platónico en su máxima expresión, ¿será este tipo de amor el que Adela a experimentado con más fuerza?, nunca ha hablado del tema, sin embargo la poesía en el perro  nos hacen ver una pasión real: “Pienso… pienso en ella. Es bastante  insubstancial amar así: no hay historia, ni anécdota, ni un gajo de hecho real; sólo sentimientos que escurren de mis ojos, espesa lágrima de perro rodando hacia el desagüe.” Habrá que redescubrir y develar sus pasiones, su vida, sus escritos, aprovechar su disposición para hablar, para demostrar de qué más está hecha.

Referencias